“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”, aseguraba Viktor Frankl, el austríaco que se convirtió en uno de los psiquiatras más respetados del pasado siglo gracias a la logoterapia, una terapia que aplicaba una visión filosófica para lograr la felicidad del paciente.
Bajo esa premisa, Pilar Huarte, responsable de Solidaridad y coordinadora de Voluntariado en el Hospital San Juan de Dios Pamplona-Tudela desde hace más de dos décadas, estuvo en León hablando de buenas prácticas y final de la vida a una veintena de personas interesadas en el acompañamiento hospitalario, donde el Hospital San Juan de Dios de León cuenta con el grueso de un voluntariado que derrocha grandes dosis de compromiso, cariño y escucha a diario.
“La muerte, hoy en día, es un tema tabú en la sociedad”, comenzaba lamentando Huarte al hablar de un miedo atávico que, en sus propias, cobra presencia a la hora de “destapar nuestros propios duelos” y “no saber dar respuestas”. En este contexto, abordó unos cuidados paliativos ante unos voluntarios atentos a esos últimos días que, según dejó claro, “son una forma de mejorar la calidad de vida tanto de los enfermos como de sus familias incluido, cuando es preciso, en el apoyo al dueño”.
En este sentido, prestar asistencia a las personas que se encuentren en la fase final de su vida para eliminar el dolor físico de la propia enfermedad y, por otro lado, mantener el equilibrio emocional a la hora de enfrentar el momento de la despedida es su objetivo. “Los cuidados paliativos promueven que los pacientes vivan, los días que les resten, conscientes y libres de dolor, con los síntomas bajo control; con dignidad, en su hogar o en un lugar lo más parecido posible, rodeados de la gente que les quiere”, precisó.
Acompañamiento al paciente y descarga familiar
“La tarea principal del voluntario tiene dos ámbitos. Por un lado, la parte asistencial acompañando al paciente que está solo o cuya cobertura socio-familiar es mínima; y el programa de descarga familiar como soporte para aquellos cuidadores principales que viven momentos de claudicación, facilitándoles tiempos de descanso”, indicó durante una interesante jornada en la que incidió en la importancia de la formación del voluntario con el fin de adquirir herramientas que “le hagan establecer una escucha activa y una respuesta empática que fomente la autonomía y la dignidad de la persona”.
Huarte, que orientó su intervención a visibilizar la importancia de seguir cuidando al paciente y garantizar el bienestar de su entorno cuando la enfermedad es incurable, habló de los cuidados paliativos desde un enfoque multidisciplinar y vitalista que “contempla la muerte como un proceso natural” sin acelerar ni retrasar el curso de la enfermedad.
El Hospital San Juan de Dios Pamplona-Tudela cuenta con el Proyecto Se+ (sensibilización sobre el final de la vida) que se realiza en los colegios de Navarra en las etapas de Infantil, Primaria y Secundaria.