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EN PERSONA

REVISTA Nº 146 – MARZO 2022

Rosa Yagüez Juárez

Curadora jefe y vicepta. de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia

Desde el año 2008 la comisaria de arte leonesa Rosa Yagüez es curadora jefe y vicepresidenta de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia (FCAYC). Una entidad que despliega sus vías de acción a través de exposiciones, conciertos, talleres, seminarios, proyectos en residencia, producciones propias, coproducciones con otros agentes e instituciones como el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), festivales, viajes, rutas, proyectos en relación al estudio y respeto del entorno y todo tipo de formatos de actividad propios de la sociedad del conocimiento. También forma parte del grupo de investigación ‘Territorio Archivo’ y además es coleccionista particular de arte contemporáneo. Su colección la empezó a construir en 2005 con la pieza ‘Twelve Cubes’, un grabado de Sol Lewit. Tiene piezas hoy en día de Roland fischer, Ellen Koi, Erwin Olaf, Nelo Vinuesa, Thomas Ruff o Caio Reisewitz, entre otros. Como coleccionista ha participado en las jornadas de Bcollector y en los encuentros Colecciona organizados por la Feria Estampa. También mantiene relación con 9915, la Asociación de Coleccionistas Privados de Arte Contemporáneo de España.

La Fundación Cerezales ha recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2021, un galardón con el que el Gobierno ha distinguido a 31 personalidades e instituciones de la cultura. ¿Cómo recibió la noticia y qué supone este premio?

Nos enteramos de la noticia por la prensa digital y pasamos en minutos de la incredulidad a la alegría desbordada. Al día siguiente se puso en contacto con nosotros Adriana Moscoso del Prado, directora general de Industrias Culturales, para felicitarnos. Este reconocimiento nos ha hecho tomar consciencia de que la actividad en Cerezales supone una referencia para muchas personas y profesionales. Para nosotros es un impulso para continuar trabajando, como también lo ha sido la entrada en el ranking de lo mejor de la cultura en España, según el último informe del Observatorio de la Cultura elaborado por la Fundación Contemporánea.

El jurado de GesCulCyL, la Asociación de Gestores Culturales de Castilla y León, reconoció en 2019 a la FCAYC por elegir el medio rural como lugar para el desarrollo de proyectos de innovación en el ámbito de la cultura. ¿Cómo diría que ha cambiado esta fundación la vida de Cerezales del Condado y su entorno?

No me atrevería a afirmar que la vida en Cerezales haya cambiado en estos trece años que llevamos trabajando. Los cambios profundos si se llegaran a producir, necesitan mucho más tiempo, incluso relevos generacionales. Nuestro trabajo tiene que mirar siempre hacia el largo plazo, aunque observamos que el pueblo ha vuelto a tener bar y ha abierto una casa rural, reacciones en las que reconocemos una cierta revitalización y una respuesta positiva a lo que ocurre en torno a la Fundación.

El Archivo Gráfico de la Era Pop impulsado por la Fundación Club 45 capitaneada por Álex Cooper recuperará una antigua fábrica de curtidos de Santa Colomba de Somoza y, de paso, aportará su granito de arena en la lucha contra la despoblación. ¿Es necesaria una apuesta firme por la descentralización de la cultura y su aproximación a los pueblos?

Hablar de una descentralización de la cultura es un poco arriesgado, habría que estudiar cada caso concreto porque llevarla a cabo de una manera indiscriminada podría no ser compatible con su accesibilidad. Nuestro caso es muy distinto, porque son instituciones que se crean con unos objetivos ligados a un territorio concreto, en los que se parte de esa premisa añadiendo un nuevo escenario a esas actividades culturales. Sumamos una opción más al panorama cultural incluyendo a participantes que de otra manera no tendrían esa posibilidad. Cuando comenzamos en el 2008, la elección del lugar producía extrañeza. Resultaba una decisión muy excéntrica que no todo el mundo comprendía. Años más tarde, con el auge de las reivindicaciones en torno al mundo rural, estas problemáticas entraron de lleno en el debate cultural y político, por lo que ahora proyectos como el de Alex Cooper se comprenden mejor y afianzan la validez de esta opción. Pero para avanzar contra la despoblación son necesarias otras muchas variables que tienen que llegar desde lo público.

Volviendo a los reconocimientos, en 2017 el edificio de la FCAYC se alzó con el I Premio a la Construcción Sostenible en Castilla y León. ¿Cómo recuerda la concepción del proyecto y cuáles cree que son las claves de su éxito?

Fueron unos años muy intensos que comenzaron con la visita a varios equipamientos dedicados a la cultura y de dimensiones similares a lo que teníamos en mente. Hablamos con sus gestores, que nos explicaron amablemente cuales eran los valores y los inconvenientes de cada uno de ellos, lo que nos ayudó mucho a hacernos una idea inicial de cómo afrontar el proyecto. A Alejandro Zaera llegamos a través de un concurso que pusimos en marcha con más arquitectos, sólo le conocíamos por su trabajo, nos gustaba mucho lo que hacía. A partir de ahí horas y horas de trabajo con el equipo de arquitectura en las que reforzamos nuestra conexión con el proyecto. En cuanto al éxito del edificio, ahora que llevamos algunos años ya hemos empezado a constatar que los consumos de energía, incluso con los disparados precios actuales, se mantienen dentro los márgenes de lo sostenible. En cuanto al tamaño, día a día hemos comprobado que es el apropiado para el tipo de actividades que desarrollamos. Desde el pasado diciembre se ha puesto en marcha el auditorio y también ha mostrado unas buenas prestaciones. Por último, a pesar de la diferencia de magnitud del nuevo equipamiento en relación con el caserío circundante, estamos muy satisfechos con su integración en el paisaje y en la configuración urbana de Cerezales. De hecho, algunos visitantes nos comentan que les ha costado encontrarlo.

Estas instalaciones continúan el extraordinario legado que Antonino Fernández quiso dejar a su pueblo, en cuya cantina solo sirven cerveza Coronita. ¿Es la cultura uno de los mejores vehículos para reivindicar los orígenes?

Antonino Fernández siempre tuvo sus orígenes muy presentes y los compartía con todo el mundo en sus conversaciones. Era consciente de las carencias de su pueblo natal, le preocupaban e intentó ayudar en su mejora. Comenzó con las infraestructuras más esenciales, se ocupó de la las captaciones y canalización del agua, de la adecuación de las calles, la restauración de la iglesia y del cementerio… Pero para él también era imprescindible provocar la existencia de una vida cultural en Cerezales. Quiso que la fundación iniciara su camino en las escuelas en las que había estudiado y de las que guardaba un fuerte sentimiento de agradecimiento, porque entendía que habían sido el germen de lo que llegó a ser.

A los políticos se les suele llenar la boca con la cultura y la ciencia, pero luego suelen ser dos activos bastante maltratados en los presupuestos.

La Fundación siempre se ha mantenido muy al margen de la política y ha optado por mantener su nivel de independencia. El único vínculo está dentro del patronato, ya que la junta vecinal de Cerezales del Condado, en la persona del alcalde pedáneo, siempre debe tener representación, voz y voto según nuestros estatutos, pues las escuelas, en las que comenzamos a trabajar y que ahora albergan nuestras oficinas, son una cesión temporal del pueblo.

La Fundación Cerezales pondrá en marcha el 16 de enero la exposición ‘Voces que caminan’ con obras, documentos y trabajos de numerosos artistas, una exposición en movimiento, que atraviesa el espacio y viaja en el tiempo. ¿Cómo ha sido su diseño? ¿Dónde han residido las mayores dificultades para encontrar acomodo a todas?

‘Voces que caminan’ es el fruto de dos años y medio de trabajo comisariado por Leyre Goikoetxea y Gabriel Villota. Parte de una investigación iniciada previamente por este último sobre el encuentro entre dos de las acciones más estrechamente ligadas con lo humano: la voz y el caminar. En nuestra sala de exposiciones se puede ver la espina dorsal de ese trabajo, que se completará a lo largo de las próximas semanas con todo un programa de acciones en vivo destinadas a activar los materiales e imágenes presentes en la sala. Además, ‘Voces que caminan’ supone un esfuerzo por encontrar los vínculos entre aquello que en ocasiones percibimos como alta cultura y cultura popular. Las obras y documentos presentes proceden de un amplio conjunto de colecciones y artistas relevantes a nivel nacional e internacional, desde el Museo de los Pueblos Leoneses al MACBA, pasando por el Archivo Lafuente, la Smithsonian Foundation, el Archivo Joaquín Díaz, el Museo de León, el Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela o el Museo-Batán del Val de San Lorenzo entre otros.

La muestra se podrá disfrutar hasta el próximo 10 de abril. ¿Qué le diría a quien todavía no la haya visitado?

Invito a todos los lectores de vuestra revista a acercarse y a todo el público en general que quiera disfrutar de un lenguaje artístico como el sonido, menos presente de manera habitual en las instituciones culturales pero trascendental para comprender la creación artística en el presente. Es un privilegio poder disfrutar de obras como las de Peter d’Agostino o Hildegard Westerkamp, apenas vistos y escuchados en nuestro país. ‘Voces que caminan’ supone además mantener la permeabilidad que siempre buscamos en nuestra metodología entre disciplinas y las distintas áreas de investigación de la fundación. En este caso, se da una intersección importante entre lo que sucede en el programa expositivo y la ampliación del área de sonido y escucha.

La etnoeducación es una línea de trabajo con un peso muy importante dentro de la FCAYC. ¿Cómo persigue un mejor asentamiento en el territorio?

El programa de etnoeducación supone un mayor conocimiento del territorio desde un punto de vista muy extendido en el que tienen cabida desde talleres sobre injertos en frutales, hasta otros que se adentran en los fenómenos atmosféricos. Pensamos que compartir el conocimiento (conocimiento que no es unidireccional, en nuestros programas los saberes de nuestros vecinos han tenido un papel fundamental) es la base del respeto al territorio. Y este programa se ha confeccionado bajo esa premisa. Al mismo tiempo, es fundamental la articulación de todos estos conocimientos en ciclos que en ocasiones se acaban entrelazando, huyendo de los eventos que no dan opción a profundizar ni a la aparición de nuevas ramificaciones. En 2022 seguiremos trabajando en Labranzas, Micología, Herbarium, Líquenes y Nubla. Además, iniciaremos nuevas líneas relacionadas con la alimentación.

Un total de 50 trabajos han concurrido a la primera edición de la convocatoria NUDO/KNOT, promovida junto al Instituto Leonés de Cultura (ILC) y dirigida a todas las personas que investigan y crean con visión ecológica, transversal e híbrida. ¿Se lo han puesto difícil al jurado?

Así ha sido, nos lo han puesto muy difícil. Ha sido una decisión muy complicada, porque muchas de las propuestas recibidas tenían una gran calidad. Las bases eran muy abiertas en cuanto a las disciplinas desde las que se podía abordar la convocatoria. No sólo hablamos de artes plásticas, fotografía o música, también de literatura, artes escénicas, crítica, videocreación…, lo que añadía dificultad a la decisión final, pero, a su vez, nos ha acercado al trabajo de muchos nuevos creadores a los que seguiremos y tendremos en cuenta en el futuro.

‘Fuegos de alto grado’ de Sara García (Gijón, 1983) ha sido el proyecto elegido. ¿Qué les atrajo de su propuesta?

‘Fuegos de alto grado’ nos atrajo en el sentido en que, adecuándose al tema de la convocatoria, que era el suelo, es un proyecto que busca investigar relaciones quizás menos evidentes a primera vista, pero muy presentes en nuestro entorno. Utiliza los barros locales como materia prima para crear contenedores de alimentos que, a su vez, sirven a la artista para trabajar en torno a temas como la hospitalidad, el comensalismo y todas las relaciones y experiencias que se pueden establecer en torno a la propuesta. El giro que Sara proponía y las posibilidades que abre nos ofrecen un camino que hasta ahora no habíamos transitado y en el que encontramos muchas conexiones con nuestro trabajo.

¿Cómo ha influido la pandemia de coronavirus en la programación de la Fundación? ¿Considera que hemos aprendido algo como sociedad?

Ha influido mucho. Ha habido que adaptarse a cada etapa sin ninguna referencia, pero en ningún momento hemos dejado de hacer cosas dentro de las posibilidades. Inicialmente de modo virtual y más tarde aprovechando todos los recursos en exterior disponibles. Y para el resto de actividades, desarrollando una gestión de aforos muy exhaustiva, lo que desafortunadamente, ha limitado sensiblemente el acceso a talleres o conciertos. En cuanto a la programación expositiva, el retraso ha sido de un año completo. Acabamos de inaugurar una exposición que estaba prevista para el año pasado, pero nos vamos poniendo al día poco a poco. Después de dos años intermitentes, esperamos que en este 2022 podamos volver a las tres exposiciones que solíamos presentar anualmente. Creo que el coronavirus está siendo un acontecimiento con un alcance que solo llegaremos a ver con la perspectiva de los años. De momento, intuyo que hemos tomado consciencia de que todo lo que creíamos estable se puede venir abajo en muy poco tiempo.

La FCAYC también apuesta por la recuperación de técnicas locales para el cultivo y el cuidado de animales de razas autóctonas con proyectos como Aula de la Naturaleza y Hacendera Abierta. ¿En qué están trabajando?

Hacendera Abierta es una experiencia que lleva ya siete años con nosotros y, desde el principio, han sido dos los temas que han captado la atención de los grupos de trabajo: el riego sostenible y la apicultura. En 2021 comenzó un caso de estudio sobre el control del agua en el depósito de Cerezales, se inicia así un proyecto para sensar el depósito e integrarlo en la red (Gateway de Lora WAN) de la fundación, este año se ha comenzado a entablar conversaciones para gestionar este servicio en otros depósitos de todo el municipio. El otro grupo está trabajando en un proyecto en la Reserva de la Biosfera Valles de Omaña y Luna, donde se ha decidido ampliar el proyecto de estrés hídrico en colmenas, ya en marcha, para disponer de series de datos más extensas recogidas con la tecnología (apibee.pro) desarrollada por ellos mismos. Analizan el impacto del cambio climático en esta zona a través de mediciones del consumo de agua de los colmenares. Este proyecto incluye a apicultores locales, pequeñas empresas familiares y el programa escolar ‘Guardianes de la biosfera’.

Es directora de una colección institucional, pero en 2005 comenzó a construir su colección personal. ¿De qué obras se siente más orgullosa y cómo ha ido evolucionando?

Nunca fue mi intención articular una colección. De hecho, me cuesta verme como coleccionista. Desde hace muchos años me ha interesado y he prestado atención a lo que ocurre en torno al arte contemporáneo. El paso a hacerme con las primeras piezas no fue premeditado, pero ya no tuvo vuelta atrás. A día de hoy no me arrepiento de ninguna de ellas, cada una me remite a un momento muy concreto y puedo recordar perfectamente la ilusión que envolvió su llegada. En cuanto a hablar de una evolución me resulta difícil. Al contrario de las colecciones institucionales, como la de la Fundación, esta ha sido una experiencia más de impulso. No existe una articulación curatorial que marque unas líneas, más bien ha sido el resultado de decisiones puntuales muy ligadas a la intuición, o a momentos vitales entre los que incluyo todo lo vivido y aprehendido gracias a la Fundación.

Rosa Yagüez Juárez 2

El test de Rosa

Una ciudad_ Nara (Japón)

Un rincón de su ciudad_ El que crea una butaca y una luz agradable

Una comida_ Todas las legumbres

Un lugar para perderse_ Valmayor

Un colega de profesión para salir de cañas_ Necesito a dos, Zaida y Alfredo

Un deporte_ Correr

Un vicio (confesable)_ Cualquier cosa dulce

Su mayor defecto_ Demasiado sensible

Su mayor virtud_Demasiado sensible

Le gustaría parecerse_ Cleo Fé Fernández

Un grupo musical o cantante_ Joy Division

Un libro_‘El guardián entre el centeno’

Un medio de transporte_ Según el momento