en busca de un refugio en la españa vaciada

El hospital por dentro

REVISTA Nº 145 – DICIEMBRE 2021

Un hogar para ser y estar

Dormir al raso no es digno, ni seguro, ni sano. Y cuando se anuncian temperaturas bajo cero, hay que rehacer el puzle para que ninguna persona sintecho tenga que pasar las noches con el suelo como colchón, entre cartones y, con suerte, entre las paredes de vidrio esmerilado de un cajero. Porque la calle, bajo un cielo abierto, les agrava enfermedades crónicas y dificulta su acceso a la salud. “Nuestra misión también es informarles de otras posibilidades y lugares donde pernoctar en el caso de que no haya ningún hueco”, explica Luz Lozano, responsable del Hogar Municipal de Transeúntes de León. Un espacio situado en la calle Panaderos que gestiona la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en estrecha colaboración con el Ayuntamiento de León desde 1986.

Por él han pasado en lo que va de año 382 personas a las que, en sus propias palabras, se les ofrece “hospitalidad” y un hogar, aunque sea de paso, donde sentir “calidez, comprensión y serenidad”. Porque todo lo que les falta está contenida en ella. En una sola palabra con mucho significado. “Disponemos de 13 camas y dos más destinadas a aislamiento para casos de COVID-19, pero con la llegada del frío no son suficientes”, pone de relieve. No obstante, desde que se abrió el centro de día en horario de 9.30 a 12.30 horas, se realizan ingresos y se asignan plazas por la mañana. Y eso, según confiesa, “les da mucha tranquilidad”.

“La pandemia de coronavirus ha atacado con dureza a las personas sin hogar, que se han visto en muchos momentos más que invisibles”, lamenta la responsable del Hogar Municipal de Transeúntes de León. Una situación sobrevenida que ha provocado que quienes acuden a estas instalaciones buscando un techo permanezcan en ellas durante más tiempo y, por tanto, la rotación sea inferior. Pero, pese a que la falta de oportunidades ha perpetuado su estancia en los centros de acogida, Lozano considera que “alargarla más allá de los días que tienen inicialmente es positivo” al “generar un vínculo de confianza más fuerte”. 

“En muchos casos les empodera y les da seguridad para desear iniciar un cambio”, celebra sin olvidar que cada uno arrastra su propia historia de vida. “Es muy importante escuchar sus realidades y necesidades con atención”, manifiesta firmemente convencida de que ese es el ingrediente básico para fortalecerles de cara a iniciar un proceso de recuperación personal que les permita dejar de pasar sus días, con sus noches, en la calle. “Traen sus mochilas cargadas de cosas y aquí se trata también de que descansen, reflexionen y decidan día a día su camino”, subraya Lozano sobre unos ciudadanos que “precisan de recursos que les den dignidad”. Sobre todo, cuando llevan demasiados años deambulando de un lado para otro. En este sentido, se trabaja en red y en equipo en el marco de un “objetivo compartido” a través de los Servicios Sociales del Ayuntamiento, así como de entidades sin ánimo de lucro como Cáritas, Calor y Café, Cruz roja, Proyecto Hombre o la Asociación Leonesa de la Caridad (Asleca), y de la mano de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

En el Hogar Municipal de Transeúntes de León un total de 85 voluntarios lidian con el sufrimiento humano y reciben lecciones de supervivencia a diario. Entre ellos, según indica Lozano, 80 alumnos del Colegio Divina Pastora de León (Pastorinas) que acuden los viernes, de dos en dos, junto a un profesor. “El papel que juegan es fundamental. Comparten su tiempo y les acompañan”, señala agradecida por su labor. “Se trata de mirarles, intentar comprender su contexto y dejar al margen unos juicios de valor que se tornan como asignatura pendiente para una parte de la sociedad”, afirma sobre una invisibilidad que no ayuda a cambiar su injusta situación de exclusión.

Apuesta por la Educación Social

Asimismo, Lozano incide en la necesidad de reforzar los apoyos para que disminuya la “mendicidad” y la “itinerancia” de un albergue a otro. “Junto a ello, considero prioritario apostar fuerte por una Educación Social que obre el ansiado cambio en sus vidas”, precisa sin dejar pasar por alto una adquisición de compromisos y responsabilidades por parte de los usuarios que optan a los recursos de forma que “ellos valoren cada acción que se realiza a su lado”. “Y nosotros valoremos sus avances incrementando su confianza”, según añade. 

El ‘housing first’ (que en castellano significa “la vivienda primero”), está ganando protagonismo en varios países a la hora de abordar el problema. No obstante, en opinión de Lozano, “no se puede empezar la casa por el tejado”. “Hay que poner en el centro a la persona, como la Orden de San Juan de Dios sostiene desde hace siglos; y, a partir de ahí, recomponer la vida, si el usuario quiere, desde todas sus dimensiones: biológica, psíquica, social y espiritual”, según sostiene. “Aportar ese techo, ese calor de hogar, es fundamental. Si no hay techo, no hay trabajo, ni hay cobertura para sus necesidades básicas. Tal y como recoge la Constitución Española en su artículo 47: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Creo que es un reto para nuestra sociedad que así sea. Un hogar para todos. Un hogar para ser y estar”, concluye.