
EL ESPECIALISTA
REVISTA Nº 146 – MARZO 2022
Lucía Rodríguez Sánchez
De nuestros pies depende la salud de nuestras articulaciones, nuestra capacidad para caminar erguidos e, incluso, para optimizar el rendimiento deportivo. Sin embargo, “nuestros cimientos”, como así los llama la podóloga Lucía Rodríguez, “están muy olvidados”. “Es importante acudir a consulta para prevenir problemas desde edades tempranas, ya que en muchos casos hay antecedentes familiares de patologías del miembro inferior que pueden derivar en deformidades irreductibles”, advierte en una llamada a prestar más atención al estado y la salud de los pies, una estructura compleja que suma la cuarta parte de los huesos del cuerpo. Pero, además, según apostilla, “una mancha en una uña puede significar mucho: ser un melanoma”. “La podología es una disciplina que abarca tanto problemas dermatológicos como biomecánicos y quirúrgicos”, asegura. En este sentido, defiende su papel en el abordaje de patologías de pie y tobillo a la hora de indicar el tratamiento más adecuado: desde la ortopodología a la cirugía pasando por un estudio de la pisada o la prescripción farmacológica. Esta especialista, que forma parte del cuadro médico del Hospital San Juan de Dios de León desde junio de 2021, incide en la necesidad de elegir el calzado apropiado: “Siempre debemos elegir el número correcto, ni uno más ni uno menos, aunque llevemos plantillas personalizadas”. Una cuestión que en el caso de los deportistas toma más relevancia si cabe. “Es importante realizar una exploración biomecánica antes de la compra de una zapatilla”, explica sin dejar pasar por alto que, para los corredores amateurs y runners de asfalto, “es fundamental que sea cómoda y tenga una buena amortiguación” al objeto de evitar lesiones.
EL ESPECIALISTA
Lucía Rodríguez Sánchez
Graduada en Enfermería y Podología por la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, esta profesional también es máster en cirugía podológica de mínima incisión. Una técnica ampliamente usada para la corrección definitiva de deformidades como los juanetes del primer dedo (hallux valgus) o del quinto dedo (juanete de sastre), dedos en garra, metatarsalgias y otras afecciones relacionadas. En su consulta atiende, sobre todo, patología ungueal y dérmica como las durezas o hiperqueratosis, los helomas -coloquialmente conocidos como callos- y las onicocriptosis o uñas encarnadas, así como las infecciones asociadas. Pero también, según expone, lesiones derivadas de la práctica deportiva como la fascitis plantar (inflamación de una banda gruesa de tejido que conecta el hueso del talón con los dedos de los pies) y o el síndrome patelofemoral (dolor en la parte delantera de la rodilla, alrededor de la rótula) que, tras su diagnóstico, obliga en algunos casos a derivar al paciente al traumatólogo.
“El trabajo en equipo es fundamental para prestar el mejor tratamiento al paciente”, precisa sin olvidar la coordinación con diferentes profesionales sanitarios como enfermeros, fisioterapeutas y dermatólogos. No en vano, las verrugas o papilomas plantares en ocasiones puede confundirse con otras patologías como helomas o callosidades. “Causadas por el virus del papiloma humano, afectan a las capas más superficiales de la piel. A diferencia de los helomas, tienen aspecto de coliflor con papilas o puntos negros que producen un sangrado al laminar la hiperqueratosis superficial y dolor al pellizco”, explica. Rodríguez, que se decidió a estudiar Podología en el último año de Bachillerato (“tenía curiosidad por la prevención y atención primaria, por ayudar a los pacientes”), también recuerda que el 15 por ciento de los diabéticos desarrollará una lesión en el pie a lo largo de su vida. Y es que la mayoría de las amputaciones no traumáticas de extremidades inferiores -hasta el 60 por ciento- se producen en estos pacientes a consecuencia del desarrollo de una neuropatía, es decir, un daño en los nervios producido por la falta de riego sanguíneo -debido precisamente a los altos niveles de glucosa- en los vasos de menor calibre. Por eso, la prevención se revela clave en la aparición de una de las complicaciones de una patología en la que no sólo sufre el corazón. “Una simple plantilla evita la aparición de úlceras ante el roce y la presión”, precisa Rodríguez en una apuesta por la educación sanitaria del paciente y el abordaje multidisciplinar.
la entrevista
Los pies son una compleja estructura formada por 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 tendones y ligamentos. ¿Les prestamos la atención que se merecen?
Los pies son nuestro principal soporte. Además, el conjunto de huesos, músculos, tendones y ligamentos hacen que el impacto que recibimos al caminar se amortigüe evitando sobrecargas en articulaciones como la rodilla y cadera. No se les presta la atención que deberíamos, aunque actualmente esto está cambiando por la cultura del deporte. Estamos tomando conciencia de lo importante que son y de las patologías que se pueden desarrollar por el uso incorrecto del calzado.
¿Por qué es interesante realizar por lo menos una vez en la vida un correcto estudio de la pisada?
Un estudio biomecánico de la marcha nos permite conocer y prevenir patologías del pie relacionándolas siempre con articulaciones superiores como rodilla cadera y columna. La manera de pisar de nuestro paciente nos ayuda a diagnosticar patologías osteoarticulares o de partes blandas. Para la realización de esta exploración se utiliza una plataforma de presiones al objeto de valorar, tanto en estática como en dinámica, el estado articular y muscular del pie, y la parte que más presiones recibe. Se pueden hacer pruebas complementarias de rayos X, telemetría, resonancia magnética, ecografía… para obtener un diagnóstico certero. Se recomienda realizar ante cualquier condolencia y en la infancia (a los cuatro años), así como a deportistas y diabéticos con el fin de prevenir patologías. Es importante saber la causa que provoca el dolor y realizar un tratamiento ortopodológico personalizado.
Pies planos. ¿Qué patologías tienen asociadas y cómo se pueden corregir?
El pie plano es una afectación común en niños, ya que los tejidos que sostienen las articulaciones del pie (tendones) son laxos. A medida que crecen, estos tejidos se pueden tensar y formar un arco longitudinal interno normal o en algunos casos no formarse este arco nunca. La mayoría de las veces no suelen causar dolor ni otros problemas, pero en otros casos pueden aparecer dolores en pie y tobillo, pies cansados, hiperqueratosis… No es recomendable realizar un soporte plantar hasta los seis u ocho años, pero si es necesario realizar exploraciones biomecánicas de forma anual desde los cuatro. Además, se recomienda realizar ejercicios de propiocepción y caminar descalzo por terrenos naturales como prevención primaria. A diferencia del niño, si un adulto presenta un pie plano rígido doloroso se le puede realizar una exploración para una posterior realización de soporte plantar.
¿Y qué hay de los pies cabos?
Por otro lado, un pie cabo presenta una bóveda plantar con más altura de lo normal debido a una retracción de la musculatura del miembro inferior. En este caso hay un aumento del arco longitudinal interno y pueden aparecer signos y síntomas como dolor en la musculatura de la zona plantar del pie o en el dorso, y dedos en garra. Además, pueden aparecer hiperqueratosis y callosidades. En los niños es importante establecer un tratamiento precoz, ya que a diferencia del pie plano éste no se puede corregir y puede generar problemas a largo plazo. El tratamiento pasa por una plantilla personalizada, y debe ir asociado a estiramientos y ejercicios de propiocepción.
La fascitis plantar es una de las causas más comunes de dolor de talón. ¿Qué síntomas pueden alertarnos de estar padeciéndola?
La fascitis plantar es una inflamación de una banda de tejido elástico que se encuentra en la planta del pie, desde la zona del calcáneo (talón) hasta la zona metatarsal por debajo de los dedos. La función principal de este tejido es mantener el arco plantar, proteger a los metatarsianos y absorber la energía que se produce al impactar el pie con el suelo al caminar. Es una patología bastante frecuente entre los deportistas, aunque algunos estudios revelan que en torno al 15 % de la población ha desarrollado fascitis plantar en algún momento de su vida. Sobre todo, mujeres jóvenes que utilizan un tacón alto y presentan dolor en la zona interna del talón. Se puede confundir con un espolón calcáneo, ya que la clínica es algo parecida. Para ello, es necesario realizar una prueba radiológica que lo descarte.